Tras decir estas palabras, invitó a los extranjeros a su casa; sus dos hijas y sus dos
hijos les sirvieron varios refrescos hechos por ellos mismos, sorbete con corteza de
cidra confitada, naranjas, limones, limonadas, piñas, pistachos, auténtico café de
moka y no esa mezcla de mal café de Batavia y de las islas. A continuación las dos
hijas de aquel buen musulmán perfumaron las barbas de Cándido, de Pangloss y de
Martín. Cándido dijo al turco:
-Vos debéis poseer un terreno vasto y magnífico.
-Sólo poseo unas ocho hectáreas -contestó el turco-; yo y mis hijos las cultivamos y
de esta manera el trabajo aleja de nosotros los tres grandes males existentes en el
mundo: el aburrimiento, el vicio y la necesidad.
Cándido, de regreso a su finca, pensó con intensidad en aquellas palabras del turco
y les dijo a Pangloss y a Martín:
-Me parece que este buen hombre se ha labrado un destino bastante mejor que el de
los seis reyes con los que tuvimos el honor de cenar.
-Los honores -dijo Pangloss- están llenos de peligros, según todos los filósofos: así
por ejemplo, Eglon, rey de los moabitas, fue asesinado por Aod; a Absalón le
colgaron del pelo y lo traspasaron con tres flechas; el rey Nadab, hijo de Jeroboam,
fue asesinado por Baasa; el rey Ela, por Zambri; Ocozías, por Jehú; Atali, porjoiada;Los reyes Joaquín, jeconías, Sedecías fueron hechos esclavos. ¿Sabéis cómo murieron
Creso, Astiages, Darío, Dionisio de Siracusa, Pirro, Perseo, Nerón, Oto, Vitelio,
Domiciano, Ricardo III, María Estuardo, Carlos I, los tres Enriques de Francia, el
emperador Enrique IV? Sabéis que...
-Lo que sé -dijo Cándido- es que debemos cultivar nuestra huerta.
-Tenéis razón -dijo Pangloss-; porque el hombre fue puesto en el jardín del Edén,
"ut operaretur eum", para que lo cultivara; y eso prueba que el hombre no ha nacido
para vivir ocioso.
-Trabajemos y no pensemos -dijo Martín-; así la vida será soportable.
Aquella diminuta sociedad se empeñó en este loable designio y cada cual se puso a
ejercitar sus capacidades. La escasa tierra dio frutos en abundancia. Efectivamente,
Cunegunda era muy fea, pero se convirtió en una excelente repostera; Paquita se
dedicó a bordar; la vieja se encargaba de la ropa. No había nadie que no fuera útil y
hasta el hermano Alhelí se hizo un buen carpintero y llegó a ser un hombre honrado.
Pangloss le decía algunas veces a Cándido:
-Todo tiene relación en el mejor de los mundos posibles: porque si no os hubiesen
expulsado del castillo por amor a la señorita Cunegunda, si no hubieseis sido
entregado a la Inquisición, si no hubieseis atravesado América andando, si no
hubieseis dado una gran estocada al barón y si no hubieseis perdido todos vuestros
carneros de aquella buena tierra de Eldorado, no estaríais comiendo ahora mermelada
de cidra y pistachos.
-Muy bien dicho -contestó Cándido-, pero lo importante es cultivar nuestra huerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario